06/05/2009

 

Los Panhard en Malvinas: Los tanquistas del "Tres de Fierro"  

Por Osvaldo Jorge Palacio VGM

Cuando nos hacemos preguntas acerca de nuestros valores, llegamos a la conclusión de que existen diferentes dimensiones para tener en cuenta. Por ejemplo, los hombres no podríamos vivir sin nuestra propia realidad histórica.

Los soldados del Destacamento de Exploración de Caballería Blindada 181 del Regimiento 3 "General Angel Pacheco" de Esquel, el "Tres de Fierro", habían aprendido que, en un escenario bélico, la función de un tanque no se convierte en un factor decisivo, pero que son importantes para aportar soluciones. En definitiva, los tanques son los que facilitan la acción de otros.

A veintisiete años de la guerra contra el Reino Unido de Gran Bretaña, la participación de las secciones "Aguila" y "Cobra", de nuestra caballería blindada, ha gozado de poca difusión pública. Pero la historia no contó en la dimensión adecuada la misión de esos tanquistas.

Era el cinco de abril de 1982 y había llegado la hora de la verdad para el Destacamento de Exploración de Caballería Blindada 181. Al mediodía, las actividades eran de rutina. Los guardias estaban en sus puestos y los tanques Panhard a cubierto. Se escuchó la orden de alistamiento, cada uno tomó su equipo y caminaron a la Plaza de Armas.

Se explicó la situación. Las secciones se trasladarían a las islas Malvinas. Era el momento de defender a la Patria. Los suboficiales y soldados recibieron sus fusiles. Eran los FAL de culata rebatible, modelo paracaidista, flamantes y probados. Después, recogieron sus municiones. A las armas las colocaron en sus fundas, que cruzaron por la espalda y salieron por el portón principal.

En esa época del año, las ventanas de los edificios del cuartel permanecían abiertas, porque todavía hacía calor. A lo lejos, se veían las casas del pueblo, muchas construcciones de madera, con techos de pizarra al estilo suizo. Esquel es una población de montaña que recibe, durante muchos meses, la visita de la nieve.

El entonces jefe, teniente coronel Jorge Spinetta, explicó los planes. Los soldados escucharon y comprendieron que la guerra es una situación que impulsa a los seres humanos a los límites de sus fuerzas. Se iban a vivir momentos nunca experimentados y que deberían resolverse en segundos. Un suboficial dejó entrever que la guerra tiene otra lógica y no acepta grises. En una batalla no hay "malos" ni "buenos": solamente dos contendientes luchando hasta la muerte.

Se cantó el Himno Nacional y, frente a la Bandera de Guerra, se sintió la satisfacción que deparaba saber que se estaba cumpliendo con el deber. Al momento del saludo final, Spinetta dijo que "el prestigio de la unidad marcha con vosotros", por eso "suerte, valor y patriotismo". Luego, impartió las tres señales de rigor: "montar los vehículos", "motores en marcha" y, finalmente, a "marchar".

Dos secciones, una al mando del subteniente de caballería Gustavo Adolfo Tamaño y la otra por su par, Fernando Pedro Chércoles.

Tamaño recordó que "se dispuso de aviones Hércules C-130 para transportar los vehículos". Y en su relato consignó que "el despegue y el aterrizaje fueron normales, los vehículos no mostraron ningún movimiento alarmante. El vuelo transcurrió sereno. Fue la primera experiencia aerotransportada. El desembarco resultó sencillo y rápido".

El Panhard: El blindado francés AML (Auto Mitrailleuse Legére) se fabricó en la década del 60. El Panhard es pequeño, muy móvil y armado con ametralladoras. Inicialmente, tuvo un notable éxito y dio origen a toda una familia de blindados.

Un Panhard argentino capturado por los británicos, el EA33524 "Tecn. Olascoaga", se encuentra hoy en el Museo de Tanques de Bovington, en Inglaterra.

En la actualidad, continúan prestando servicios en nuestro Ejército, siendo objeto de un programa de repotenciación con un nuevo motor diesel que mejoró notablemente sus performances de alcance, potencia y seguridad.

Los Panhard de Malvinas: Ocho unidades del destacamento de Exploración de Caballería Blindada 181, de Esquel, Chubut. Dos más del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 9 de Río Mayo, también Chubut, y otros dos blindados provenientes del entonces Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 10 de La Tablada, Buenos Aires.

En su diario, Tamaño sostiene que "el desplazamiento de las ruedas causaba un efecto similar al de moverse sobre un colchón vegetal. El movimiento era posible, pero si el suelo se desgarraba, el vehículo quedaba atascado". En consecuencia, señaló la situación al Estado Mayor y recomendó que se gestionaran vehículos con orugas; en particular, el tanque liviano SK-105 o el M-113. Los SK-105 estaban provistos de sistemas de visión nocturna". Tamaño se opuso a un eventual traslado de los TAM (Tanque Argentino Mediano). Estos, fabricados en el país, eran pesados, no contaban con visores y su consumo de combustible era superior a las posibilidades de aprovisionamiento. Entonces, el alto jefe solicitó el envío de los SK 105, los que nunca llegaron, por los efectos del bloqueo naval británico.

El recurso humano del "Tres de Fierro" era proveniente de diferentes lugares del país. Los soldados, de la Patagonia y otras provincias. Uno nacido en Punta Alta y cinco en Bahía Blanca.

La sección "Aguila", estaba compuesta por el subteniente Gustavo Tamaño, los sargentos Miguel Alvarez y Ramón Castillo; los cabos Raúl Alegre, Rodolfo Castillo, Miguel Vilte, César Montero y Jacinto Mambrin. Los tanquistas soldados eran Armando Fernández, Juan Acosta, Julio Veneciano, Diego Iglesias (BB-Ingeniero White), Gerardo Mancisidor (BB-Ingeniero White) y José Delgado.

La sección "Cobra" era conducida por el subteniente Fernando Chércoles, a quien acompañaban los sargentos Edgar Grosso, Emilio Rufino y Martín Salazar; los cabos Cosme Barrios y Paulino Fernández. Los conscriptos eran Jorge Suárez, Walter Guaymas, Héctor Yáñez (BB), José González (BB), Sergio Gudiño (Punta Alta), Juan Vera y Raúl Matamala (BB).

La guerra: Con el bombardeo a Puerto Argentino del uno de mayo, comenzó la verdadera guerra. La misión denominada "Black Buck" , (nombre dado por los ingleses a la operación) que implicaba cubrir un trayecto de 6.280 Km sobre el Atlántico Sur, antes de identificar y bombardear nuestra pista de aterrizaje, saliendo desde la isla Ascensión. Una bomba hizo impacto sobre la pista y las demás en sus inmediaciones. Los pilotos británicos habían elegido un eje de bombardeo "atravesado", para asegurar así que la pista recibiera, al menos, un impacto. El avión Vulcan que atacó el aeropuerto está, ahora, en un museo de Escocia. Los británicos, a pesar de su esfuerzo y superioridad, nunca pudieron dejar nuestra pista fuera de servicio.

Estos soldados superaron muchos momentos difíciles, gracias a su espíritu de cuerpo y sobresaliente estado moral. En las unidades blindadas, cada hombre es una pieza aceitada. Uno con todos y todos con uno. Los jefes y los suboficiales de Panhard realizaban cualquier esfuerzo para alcanzar sus objetivos. La entereza y lealtad fue mayor cuanto más amplia fue la comprensión entre subordinados y jefes. Los reglamentos, la disciplina y el orden no se constituyeron en un obstáculo. Jamás reinó la anarquía.

Tamaño, condecorado con la medalla al Herido en Combate, informó que "el 12 de junio, la denominada zona de reserva quedó expuesta a la observación y tiro de la artillería británica, lo que llevó a decidir el repliegue de los Panhard a un lugar menos expuesto. La nueva posición fue en el hipódromo de Puerto Argentino". A los pocos minutos, se desató una nutrida cortina de fuego. El cañoneo inglés fue sorpresivo y preciso. Una serie de disparos dio contra un depósito de gas licuado, que estalló produciendo una gigantesca llamarada. Los fragmentos hirieron a la tripulación que, agazapada, esperaba lograr la seguridad dentro del blindado".

El subteniente Tamaño recibió la peor parte. "Mi brazo derecho --escribió-- se fracturó y desgarró de tal modo que quedó inutilizado". Su brazo izquierdo albergaba esquirlas. Su pierna izquierda sangraba. Estaba traspasada de lado a lado.

Los otros dos tripulantes sufrieron heridas leves. En medio del fuego de artillería, el entonces cabo Miguel Vilte auxilió al jefe herido, trasladándolo a pulso hasta un lugar seguro. Tamaño fue atendido en el hospital de campaña, pero estaba preocupado por su gente, que había quedado sin su jefe. La tarea en combate del subteniente Chércoles fue excelente desde todo punto de vista. Un sobresaliente oficial.

Las secciones estuvieron desplegadas en la defensa de Puerto Argentino desde el 9 de abril hasta el cese de fuego, el 14 de junio (68 días) y, bajo fuego enemigo, desde el 1 de mayo (45 días). Quedaron prisioneros en el aeropuerto desde el 14 hasta el 19 de junio.

Cinco fueron los heridos en la campaña: subteniente Tamaño, cabo Alegre y soldados Acosta, Iglesias y Mancisidor.

El Regimiento de Caballería Ligera 3 "Coraceros General Pacheco", el "Tres de Fierro", lleva el nombre de un patriota que fue granadero, luchó en San Lorenzo y cruzó los Andes. También combatió en Sipe Sipe, Las Coimas y Chacabuco.

Desde hace cuatro años, cada semana del dos de abril, los tanquistas visitan su regimiento. Malvinas los unió y hoy la vida les devuelve sus sonrisas, calidez y emociones.

Este año, la jefatura del regimiento volvió a ponerle esencia al encuentro. Jefes, oficiales, cuadros y voluntarios cordiales y afables, haciendo sentir a cada visitante como en su propia casa. Ceremonias, visitas a las localidades de Tecka y Trevelin, invocación religiosa, encuentros con otros veteranos. Todo camaradería y recuerdos, bajo la especial atención del jefe de la unidad, teniente coronel Daniel Alberto Boroni, un caballero.

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Osvaldo Jorge Palacio es comunicador social y VGM.

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