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27/10/2009

 

El día que Argentina envió un mono al espacio  

El 23 de diciembre de 1969, Argentina se convirtió en el cuarto país del mundo en enviar al espacio seres vivos y regresarlos sanos y salvos a tierra. El mono "Juan" fue el primer sudamericano en viajar al espacio...

Por Alberto N. Manfredi (h) Gentileza Equipo Hielo Azul

Argentina fue también pionera en materia de experiencias biológicas.

El 11 de abril de 1967, mientras los ingenieros argentinos trabajaban febrilmente en el desarrollo de un combustible 100% nacional, se concibió el denominado proyecto BIO, consistente en lanzar al espacio a bordo de cohetes telemetrados, pequeños animales de laboratorio a recuperar.

Los científicos del ICTE llevaron a cabo las primeras experiencias biológicas espaciales argentinas, lanzando a bordo de un cohete dos pequeñas ratas de laboratorio, Alfa y Gamma, las que, después de alcanzar una altura de 8.000 metros, aterrizaron suavemente a bordo de su cápsula, sostenida por un pequeño paracaídas, a solamente 100 metros del lugar de lanzamiento.

Al igual que los Beta y Gamma Centauro, los Rigel disponían de dos etapas aunque de mayores proporciones, lo que les permitió alcanzar altitudes superiores a los 400 kilómetros.

Estas dos familias de cohetes fueron utilizadas para la realización de experiencias tecnológicas y biológicas de mayor envergadura que colocaron a nuestro país en un plano de desarrollo que solo ostentaban, hasta ese momento, EE.UU. Rusia y Francia.

El 23 de diciembre de 1969, en horas de la noche, la Fuerza Aérea Argentina junto a técnicos y científicos de la Universidad Nacional de Tucumán concretaron el denominado proyecto “Experiencia Navidad”, efectuando el lanzamiento de un poderoso Rigel 04 de dos etapas, en el que viajaba, un mono caí misionero cazado especialmente por la Gendarmería Nacional en plena selva. El simio, de dos años de edad, 1.400 gramos de peso y 30 centímetros de altura, recibió el nombre de Juan.

Aquel día, ante científicos, autoridades y periodistas nacionales, los técnicos y asistentes del proyecto colocaron a Juan en el interior de la cápsula “Amanecer” y a las 06.30 de la madrugada dispararon el proyectil hacia los cielos, trepando exitosamente hasta una altura de 60 km. en un vuelo de 8 minutos de duración.

El animal viajó en un ambiente rico en oxígeno y baja proporción de anhídrido carbónico y humedad; se controló su sistema respiratorio, se le efectuaron electrocardiogramas y se mantuvo la temperatura de su cuerpo en equilibrio, todo ello además de diversos controles hechos al vector desde suelo mediante instrumental telemétrico de larga distancia. La cápsula y su tripulante sano fueron recuperadas sin problemas por un helicóptero de la Fuerza Aérea demostrando una vez más que la Argentina seguía dando pasos de gigante en el campo de la exploración espacial. Juan fallecería años después en su tranquila vejez del zoológico de Córdoba.

Debido al éxito alcanzado con la Operación Navidad, los científicos del Instituto Civil de Tecnología Espacial decidieron efectuar una segunda misión dentro del denominado Operativo Antropos, lanzando el 1 de febrero de 1970, desde Coronel Brandsen (PBA), un cohete Pantera X-1, a bordo del cual, fue instalada una monita hembra caí, a la que habían estado adaptando en días anteriores, a pruebas de fuerza centrífuga.
El vuelo se llevó a cabo sin problemas en lo referente al funcionamiento del vehículo y sus mecanismos de transmisión, pero al desacoplar la cápsula, el paracaídas no se abrió y la misma se precipitó a tierra, pereciendo su tripulante de manera instantánea.

Pese al parcial fracaso, la Argentina siguió experimentando sus cohetes científicos de manera exitosa por más de una década.
Del mismo modo que en 1968, en 1969 se concretaron numerosos lanzamientos de cohetes Orión, Canopus, Rigel, Centaure franceses y hasta un Nike Apache norteamericano, todos desde Chamical y con resultados satisfactorios.

De pionera y ejemplo, al desmantelamiento

La Argentina había sido pionera latinoamericana en materia de desarrollo espacial. Cuando Brasil, que hoy la ha superado ampliamente, lanzó desde Barreira do Inferno su primer cohete Sonda (16 de diciembre de 1965) hacía casi cinco años que el Alfa Centauro había surcado nuestros cielos; habían quedado atrás las experiencias Beta y Gamma Centauro y se iniciaba la puesta en marcha del proyecto Orión con el que se alcanzaron las mismas fronteras del espacio exterior. Los restantes países de la región comenzarían sus carreras mucho tiempo después. El tímido intento chileno del cohete Rayo desarrollado a partir de 1985 “bajo gran secreto”, terminó en el más estrepitoso fracaso, tal como lo señalaron en su momento importantes medios de prensa de aquel país. Perú recién lanzaría el Paulet I su primer cohete científico, el 26 de diciembre de 2005 y México marchaba a la zaga, con lanzamientos esporádicos entre 1963 y 1979.
Como dice el ingeniero Pablo de León, presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Espacial, hoy científico de la NASA: “Lamentablemente por las deficientes políticas de los diversos gobiernos argentinos, su inoperancia, su falta de interés en el desarrollo nacional, su miopía y su falta de visión, la Argentina perdió su capacidad aeronáutica y espacial tan duramente conseguida. El punto llegó a su nivel más bajo a principios de los ’90 cuando se canceló el Proyecto Cóndor, se desmantelaron las instalaciones de Falda del Carmen, se cerró el IIAE, se cedió la Fabrica Militar de Aviones a una empresa extranjera, se disolvió la CNIE, etc.”

Fragmento de la película “La Argentina latente” de Pino Solanas

 


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