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  01/08/08

 

El calentamiento global se convertiría en un enfriamiento global  

Eso que nadie dice, que pocos saben. Desde El Malvinense lo venimos informando desde el año 2005 con nuestro trabajo especial sobre el Cambio climático global y sus consecuencias. Un cambio que no se iniciará en 100 o 1000 años, ya ha comenzado. El mundo podría cambiar radical y abruptamente en 5 ó 10 años.

La Antártida se enfría de nuevo y la glaciación se produciría si el deshielo abre el Ártico y para la Corriente del Golfo. Los científicos están desconcertados y ya ninguna teoría o calculo matemático sirve de mucho, todo es imprevisión. Se anunció que para septiembre el Ártico podría quedar casi sin hielo, y eso llevaría grandes inundaciones a diversos países de Europa y Norteamérica.

Informe realizado por científicos españoles.

Cerca de 20.000 científicos niegan que el cambio climático se deba al efecto invernadero. Recientes estudios en Nature y Science confirman esta hipótesis que tendría repercusiones catastróficas. El mundo podría cambiar radical y abruptamente en 5 ó 10 años. La Antártida se enfría de nuevo y la glaciación se produciría si el deshielo abre el Ártico y para la Corriente del Golfo.

El clima está loco globalmente. Las recientes inundaciones y catástrofes planetarias parecen asociarse al cambio climático motivado por el efecto invernadero o la polución de la atmósfera por el dióxido de carbono de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) emitidos por las industrias humanas.

Sin embargo, se ha constatado que la Antártida se está enfriando de nuevo (Doran, Joughin, Tulaczyk, Science, Nature, 2002) y que la últimas inundaciones de centroeuropa no tienen ni siquiera que ver con el fenómeno meteorológico de El Niño, que se supone ha trastornado el clima del planeta en los últimos años. Si la causa no es El Niño, ni el efecto invernadero, ni el agujero de ozono... ¿Qué es lo que está ocurriendo entonces?. Los científicos están perplejos y los gobiernos presionan para que estos den explicaciones. El debate sobre la probabilidad de una glaciación es uno de los más candentes del momento en las grandes revistas científicas como Nature o Science.

Resulta significativo que muchas de las voces disidentes de la opinión oficial coincidan exactamente en lo esencial de su vaticinio: el calentamiento es natural y precede a una Era Glacial. El aumento de temperatura y el consiguiente deshielo producirían el enfriamiento de Europa debido a la parada de la Corriente del Golfo que calienta el Atlántico Norte. Las anomalías climáticas comenzaron hace unos 15 años.

Este "parón" se produciría siempre y cuando en el Atlántico Norte aumentasen el deshielo y las precipitaciones y las aguas superficiales perdiesen sal, haciéndose menos densas. El deshielo cambia el porcentaje de sal y eso modifica las corrientes del mundo. El agua densa que actualmente se hunde al sur del Ártico, y que permite la llegada de agua superficial cálida del Trópico, se detendría y con ella la Corriente del Golfo. Los vientos del oeste que cruzan el Atlántico hacia Europa, serían fríos y nuestro continente entraría en una fase glacial, y la temperatura caería más de 10 grados. En Asia, pasaría lo mismo con la corriente cálida del Kuro-Shio. Así todo el mundo se enfriaría.

Si la Corriente del Golfo se para “los hielos avanzarían hacia el Sur a una velocidad considerable y es muy probable que el norte de Europa, hasta la latitud de Burgos, quedase cubierta de hielo”, señala el experto en clima Ruiz de Elvira.

Esto mismo ya ocurrió hace unos 11.000-13.000 años, en un largo proceso cataclísmico de glaciación que se conoce como la Joven Dryas. Entonces el CO2 también iba en aumento y, sin embargo, las temperaturas, sobre todo en Europa, luego bajaron porque la corriente del Golfo se detuvo durante 1000 años y en Norte de Europa y América se congelaron.

Una Era Glacial o glaciación es un proceso cíclico del clima que provoca mutaciones capitales en la evolución del planeta y los seres vivos. Se caracteriza por el frío y la invasión de hielo en zonas muy extensas de distintos continentes. La Nueva Era de Acuario estaría precedida por una mutación biogeológica planetaria iniciada en un nuevo periodo glacial.

El CALENTAMIENTO PREGLACIAL

La tierra ya se ha calentado muchas veces en fases previas a una Era Glacial. A principios del siglo XX, el aumento fue notable por la concentración de CO2, cuando la industrialización era incipiente. En la época de los dinosaurios había más CO2 que ahora. El agujero de ozono y la influencia nefasta del hombre ayudan, pero pueden no ser la causa.

Según un estudio de la World Meteorological Organization (1985), las emisiones humanas suponen sólo un 7% del total de gases que pululan en la atmósfera: metano, protóxido de nitrógeno o clorofluorocarbonos (CFC), vapor de agua, etc... Según estadísticas la ONU de 1995, el porcentaje del CO2 sería de un 5% y otras fuentes lo rebajan al 3,5 %. Y un 5 % no calienta el mundo. Además el principal causante del efecto invernadero no es CO2, sino el vapor de agua.

James Hansen, un científico de la NASA, después de “temer” y estudiar durante años el efecto invernadero ha llegado a la conclusión en un artículo de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU que los gases humanos no son perjudiciales. Y toda la alarma mediática del calentamiento empezó por la opinión de Hansen en 1988 con un informe que dio al senado de EE UU.

M.Budyko, otra autoridad mundial, dice que el CO2 es bueno y que debemos recibirlo con los brazos abiertos. Lo mismo pensaba a finales del siglo XIX el Nóbel sueco Svante Arrhenius, el primero en hablar del efecto invernadero. Arrhenius no sólo no estableció que el aumento de CO2 era malo, sino que dijo que era bueno, ya que el clima cálido provocaba prosperidad.

Estos gases, llamados gases sierra o manta, se han formado siempre naturalmente y son los que regulan la temperatura del planeta junto con los casquetes polares que funcionan como una especie de Termostato. Cuando los hielos cambian, cambia el mundo. Por eso hay una estrecha conexión entre estos gases, los movimientos de los polos, las corrientes marinas, las glaciaciones, el clima y la evolución.

Essenhigh asegura que en realidad los científicos contabilizan mal las emisiones de los gases sierra. Aparte se basan en un informe obsoleto de la Academia Nacional de Ciencias de 1977 que utilizaba unos parámetros equivocados, como por ejemplo no incluir el agua en fase gaseosa.

Nuestros satélites ambientales también están anticuados. Por eso, recientemente la agencia europea ha puesto en órbita un nuevo satélite llamado ENVISAT, consciente de las limitaciones de la tecnología actual (que es con la que los científicos han elaborado la teoría oficial del calentamiento). Hay que decir, además, que la ciencia de la climatología es nueva. Sólo tiene 30 años y “sus teorías de sistemas están en la infancia”, (según el experto en clima Antonio Ruiz del Elvira). La ciencia no comprende muy bien lo que está pasando.

Muchas predicciones se hacen con modelos matemáticos, que hasta el momento no aciertan a dar una explicación convincente a lo que está pasado. Todo son hipótesis: aunque son incontables las evidencias que apuntan a la llegada del hielo, pronosticada ya por científicos en los 70.

Bell y Strieber ya habían sugerido, en la Supertormenta Global que viene (2000), que otras eras glaciales habían sido precedidas de un calentamiento global por la acumulación de metano en la atmósfera, que posteriormente cambiaba el clima y las corrientes marinas y finalizaba en una Era Glacial. Esto antes era una hipótesis, pero desde Abril de este año, un estudio en Science de dos científicos estadounidenses, Spero y Lean, confirmó que los cambios en las corrientes marinas son determinantes en las mutaciones climáticas bruscas. Se basaron en un análisis con carbono de fósiles en épocas glaciales.

Precisamente es el cambio de corrientes lo que origina fenómenos como El Niño, que calienta las aguas en el Pacífico produciendo presuntamente numerosos efectos catastróficos. Se llama así porque los pescadores peruanos advirtieron que el fenómeno llegaba en Diciembre, con El Niño Dios. La Niña, produce el efecto contrario: enfría las aguas.

El Niño no es nuevo, ya que ha constatado que funcionaba ya hace unos 18.000 ó 17.500 años, cuando se produjo el último máximo glaciar o momento de máxima extensión de los casquetes de hielo. Ni siquiera está claro que produzca las tormentas (según muchos científicos como Billy Kessler, oceanógrafo del Pacific Marine Enviromental Laboratory ). Y en realidad es sólo una fluctuación entre muchas del clima. Decir que el cambio climático se debe sólo al El Niño es incorrecto y difícil de demostrar.

Otro estudio de Howard Conway y su equipo de la Universidad de Washington, publicado en Science (1999), concluía con que el deshielo es un proceso natural que no se debe al efecto invernadero y que se inició ya hace 10.000 años, en el holoceno. Para Conway, la desintegración de grandes bloques polares es inevitable, aumentará el nivel del mar y hará desaparecer numerosas áreas costeras.

El Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) ha declarado que el aumento del nivel mar inundaría ciudades como Nueva York o Miami. El aumento de las aguas puede ser de 7, 20, 50 o hasta 500 metros según, Janet Dalziell, especialista de la misión antártica de Greenpeace. Quedarían afectados 2000 millones de habitantes de zonas costeras, en algunas de las cuales como Corea, Taiwán o Japón hay centrales nucleares. Aunque una vez que se instalara la Era Glacial el nivel de las aguas descendería.

Según la ONU (informe sobre el clima 2001) la temperatura podría subir entre 2 y 6 grados y el deshielo elevaría los océanos 88 centímetros. Y todas las playas españolas desaparecerán casi con seguridad para el 2020, si no lo hacen antes. Cada año cambiarán y habrá que regenerarlas. En España la industria del Turismo debería replantearse por completo su estrategia. Con sólo 30 cm que crezca el océano, pueden desaparecer 300 metros o más de costa.

Si aplicamos la teoría sobre la inundación de La Atlántida del geólogo francés Collina-Girard (que asegura que estaba en El Estrecho), todas las ciudades costeras de España desaparecerían, en el caso de que se produjese una catástrofe similar. Las nieves del Kilimanjaro se esfumarian en 15 años, según Lonnie Thomson de la Universidad Estatal de Ohio, aunque lo más probable es que desaparezcan antes y luego se vuelvan a helar. Eso si el Kilimanjaro no se transforma, porque en estas fases cataclísmicas todo cambia: la tierra se pliega y los vergeles se convierten en desiertos o se hielan (así fue el Sahara o Groelandia) y los desiertos en mares, o viceversa.

El reputado meteorólogo Terrence Joyce, del Woods Hole Oceanographic Institute, ha publicado un artículo en The Washintong Post titulado “El calor antes del frío”, en el que también augura la llegada repentina de una Era glacial. “Las condiciones actuales hacen esta transición más probable -nos ha declarado en exclusiva- una vez que comience el clima frío se establecería en unos 10 años, aunque carecemos de medios de observación para decir exactamente qué es lo que está ocurriendo ahora”.

Ideas similares plantean los investigadores como Broecker, Stocker y Schmittner en numerosos estudios (Nature, Science). Los dos últimos anunciaron las inundaciones actuales, que achacan al deshielo de los polos y creen que el aumento de C02 puede provocar el bloqueo de la Corriente del Golfo, produciendo un enfriamiento súbito que llevará a Europa a una rápida congelación, como ya predijo Rahmstof en Nature (1997).

Gerard Bohm, de la Universidad de Columbia, insiste en lo mismo: que paradójicamente el calentamiento acabará con un enfriamiento y una era glacial. En zonas de Siberia y Sudamérica ya se están dando fenómenos de frío completamente anormales. Peter Clark, un experto en glaciares y cambios climáticos prehistóricos, corrobora que Europa se va a congelar.

Un prestigioso neurólogo, William H. Calvin, ha avisado en un estudio publicado en Atlantic Monthly (1998) que el clima en Europa será como el de Siberia y con los cambios serán repentinos -quizá en un decenio- y que la agricultura topará con la mayor crisis de su historia.

”El clima cambiará bruscamente a un modo seco-ventoso-fresco-polvoriento (...)-nos ha declarado en exclusiva William H. Calvin- y podría congelar (en un futuro lejano) Canada y Escandinavia. El clima puede cambiar en cualquier momento en que la corriente atlántica del norte, modificada por la corriente del Golfo, se debilite, y lleva ya 40 ó 50 años debilitándose”.

Si llegara una Era Glacial, el cerebro humano mutaría, ya que ha sido siempre en las eras glaciales cuando se han producido cambios determinantes en la biología terrestre: “el frío hace bien al cerebro”, ha dicho W.H. Calvin, experto en la influencia del clima en el cerebro. David Stoney, también neurólogo de vanguardia estadounidense habla ya de las “neuronas del hielo”: la nueva Era Glacial cambiaría y perfeccionaría el cerebro humano. Su teoría sostiene que tras la nueva glaciación nacerá una especie de hombre de mente superconsciente. Algo así como el homo supersapiens.

EL CALOR ANTES DEL FRÍO

Otra autoridad mundial, el climatólogo del MIT (Massachuset Institute of Technology), Richard Lindzden, declaró en Junio al Corriere de la Sera que “el mundo se dirige hacia una Nueva Era Glacial”, aunque él lo ve a muy largo plazo. Asimismo niega que el CO2 tenga que ver con el cambio climático.

Los investigadores del NGRIP (North Greenland Ice-Core), que llevan 6 años haciendo un estudio en Groelandia, creen que el periodo de estabilidad climática que el hombre ha vivido durante los últimos milenios está a punto de ser relevado por un una Era Glaciar. Y así podríamos citar una lista interminable de científicos que sospechan que llegan una glaciación.

Otro destacado científico español consultado, que asume que el calentamiento ha sido provocado por influencia humana, Antonio Ruiz del Elvira, catedrático de física de la Universidad de Alcalá, asesor del Instituto de Meteorología Max Plank y autoridad en programas de clima para puertos del estado, reconoce que “puede llegar una glaciación si se interrumpe la Corriente del Golfo por el deshielo de la Ártico, si seguimos calentando la atmósfera brutalmente”. Los aludes glaciares (que también están aumentando) son también indicio de una proxima glaciación según Martínez Pisón, de la Universidad Autónoma de Madrid.

EL DESHIELO CAMBIA EL CLIMA

¿Y por qué llega una glaciación?. No se sabe a ciencia cierta. Se cree que el mundo se enfría -siempre de súbito tras un largo proceso precedente- por desplazamientos de las placas polares y continentales (Hapgood, Wegener), por movimientos en la rotación, translación y nutación (balanceo del eje) de la tierra (según Milankovich) o por impacto de un asteroide, cometa etc. (Velikovsky o F. Barbiero).

Los cambios climáticos más bruscos en la historia de la tierra -algunos de hasta 15 grados en unas décadas- han ocurrido siempre en los periodos glaciares o preglaciares, cuando grandes placas de hielo se desplazaron en las regiones polares.

Se atribuye a los desplazamientos de los polos las anteriores glaciaciones así como las grandes catástrofes mitológicas que conocemos como diluvios universales. El deshielo y las inundaciones globales son síntomas del desplazamiento y aviso de un inminente cambio climático o glaciación.

Así, el polo norte se puede mover en su parte oriental hacia el sur y el polo sur se puede mover en su parte occidental hacia el norte, o viceversa. ¿Y existe alguna evidencia científica del desplazamiento de los polos?. La respuesta es sí. Esto se mide con el llamado movimiento de nutación ( del eje de la tierra) o Chandler Wobble, “balanceo de Chandler”.

LOS POLOS SE ESTAN MOVIENDO

Un observatorio geográfico de París recoge los datos junto a otras instituciones científicas como el IERS o Servicio Internacional de Rotación de la Tierra. En los últimos años un claro movimiento en el Polo Norte en el Hemisferio Occidental del norte al sur de unos 10 cms por año, así como otras anomalías que se pueden advertir en los gráficos que aportan estas instituciones. Con todo, los desplazamientos no son fáciles de advertir a priori, aparte se cree que suelen ser bruscos o repentinos. El anómalo enfriamiento de la Antártica, junto a zonas de específicas deshielo, podría explicarse por un desplazamiento del Polo Sur.

En los últimos 1, 8 millones de años se han producido unas 17 glaciaciones y en toda la historia de la humanidad ha habido dos significativas. Después de la primera -hace unos 200 millones de años-, se produjo una extinción masiva, los animales se convirtieron en gigantes y nacieron los dinosaurios. El desplazamiento de los polos hizo que la tierra, que estaba unida en un bloque, comenzara a separarse en continentes.

Después de la segunda -hace unos 65 millones de años-, los dinosaurios y otras muchas especies desaparecieron repentinamente y aparecieron animales más pequeños y el hombre. Los continentes tomaron la forma actual. Precisamente en esa época jurásica el CO2 en la atmósfera era muy superior a la actual.

“Hay unos 20.000 años de periodo interglacial -explica Ruiz de Elvira- y el máximo interglacial ocurrió hace 8000 años, así que (en condiciones normales) la próxima glaciación debería empezar en 2000 años”. Pero Millán matiza que tampoco hubiera sido improbable entrar en una era glacial en el siglo pasado o en un futuro cercano”.

“Lo que pasa -añade Manuel Toharia- es que los cálculos de calentamiento se hacen con modelos matemáticos poco afinados, y en un sistema climático global que es caótico, no lineal. Lo que introduce mucha incertidumbre....En todo caso, ya en los siglos XVI-XVII hubo una pequeña Edad de Hielo o mini-glaciación y nadie sabe por qué...y desde entonces las temperaturas están subiendo, cuando aún no se había iniciado la industrialización”.

Una Tercera Gran Era Glacial cambiaría la faz de la tierra, la geografía, la salud, la psicología, la biología, el cerebro, la economía...., toda la civilización. Muchas especies se extinguirían y nacerían o mutarían otras muchas, incluido el hombre. De hecho los árboles ya florecen antes, las hojas se caen más tarde, las codornices llegan con 33 días de retraso, las cigüeñas cambian sus rutas, la primavera es más larga y el verano parece invierno u otoño. Las frutas tempranas irán eliminándose, avisa, el dr. Millan.

Y para rematarlo...extraños aerolitos -significativamente de hielo- caen del cielo, también por el cambio climático, según un artículo publicado en Science (2002). La incertidumbre es tal, que ahora hasta las compañías de seguros, como Liffe, ya negocian contratos de futuros sobre los cambios de tiempo.

La mitología indica que las hecatombes ya han ocurrido en varias ocasiones, en épocas de cambio climático, glaciación o desplazamientos polares. Hace unos 26.000 años se dice que el continente de Lemuria o Mu en el Pacífico quedó sepultado por las aguas (esto coincidiría con unos de los ciclos de Milankovich relacionado con el “Balanceo de Chandler”: es decir ahora tocaría “un nuevo meneo cataclísmico...”). Madagascar con una zoología completamente inexplicable o la Isla de Pascua, serían restos de ese continente.

Y hace unos 12.500 años los océanos también se habrían tragado La Atlántida en 24 horas, según relató Platón en El Timeo y Critias. Existen evidencias de esta hecatombe en Oregon (EE UU) (Nature, nº374, 1995) y en otras muchas partes del mundo.

El mito del diluvio es universal y aparece en muchas culturas. El equipo de Robert Ballard -el que encontró El Titanic- descubrió en septiembre del 2000 una ciudad sumergida en el Mar Negro, en Turquía, de unos 8000 años de antigüedad, lo que prueba que las ciudades sumergidas o emergidas (Machu Pichu) son una realidad de la historia de la geología. Si como se teme, el deshielo abre el estrecho de Dinamarca entre Groelandia e Islandia: se abriría una puerta de 3 kilómetros con con un caudal por segundo de 40 estadios de fútbol de 30 pisos...

Y las hechos no son sólo mitológicos. Según el eminente geólogo de la Universidad de Miami, Cesare Emiliani: “El casquete polar que cubría América del Norte sufrió un súbito derrumbamiento debido a un rápido deshielo. Inmensas cantidades de agua llegaron al golfo de Méjico, desencadenando un maremoto que dio la vuelta a todo nuestro planeta en menos de 24 horas”. Y esto ocurrió hace unos 12.500 años, cuando se dice que La Atlántida fue tragada por la ira de Poseidón.

Lo tsunamis u olas gigantes de 30 ó 100 metros y los maremotos podrían inundar y destruir zonas costeras en cuestión de horas. Videntes como Edgar Cayce y Sir Arthur Conan Doyle han hablado de estos maremotos y han predicho que la mitad de Japón desaparecería, así como varios países de la zona oriental del Meditarráneo. También Nostradamus dijo que muchas ciudades costeras desaparecerían. Desde el 2000, los desastres naturales han aumentado en todo el mundo. La Organización Meteorológica Mundial (WMO) estima que al año mueren 250.000 personas en desastres planetarios y hubo unas pérdidas entre 50 y 100 billones de euros.

Casi toda España, excepto Galicia, está en zona sísmica-volcánica (aunque no es de las más activas...por el momento). La zona sísmica del Sur y levante, especialmente Murcia (recientemente ha habido un terremoto), Málaga, Castellón, Valencia, Marbella y Almería podrían ser centros de peligro eminente. El dr. Millán, avisa que toda la zona del Mediterráneo será de las zonas más afectadas por el cambio climático, especialmente por gota fría (lluvias torrenciales de otoño), porque el calentamiento perturba el régimen de tormentas.

Charles Hapgood, autor de Los movimientos de la corteza terrestre (1958), cuyas audaces teorías fueron tenidas en cuenta por Einstein, vaticinó un próximo desplazamiento de los polos y una nueva Era Glacial. Según la paleontología, el cambio brusco de clima, las inundaciones, el aumento de la actividad de solar, volcánica, sísmica son síntomas previos comunes a todas las nuevas eras glaciales. Y todo esto está ocurriendo ahora.

El ex ingeniero de la NASA James Bowles cree que anomalías en la rotación de la tierra podrían provocar desplazamiento de los polos en cualquier momento. Otros autores como H.A. Brown o John White con su bestseller El desplazamiento de los Polos han alertado también del peligro de cataclismos, aunque ahora no lo ve tan probable. En EE UU ya hay algunos grupos que se dedican a difundir cursillos de supervivencia y a concienciar a la sociedad del peligro que se avecina.

Según el geofísico Julio Gianibelli, en un futuro cercano va a haber cambios el los polos magnéticos (que son distintos a los geográficos) y vamos a tener un campo magnético más pequeño, que lo hará inestable y producirá cambios biológicos (por la gran radiación en la atmósfera), meteorológicos y atmosféricos. Los polos magnéticos cambian cada cierto tiempo, pero siguen grandes ciclos de 8000 ó 960 años.

Los polos magnéticos y geográficos se recolocan cada cierto tiempo en otros lugares, y el resultado, que depende de la aceleración y grado de esta nueva posición, provocan gigantescos trastornos geológicos y medioambientales.

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