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06/07/2009

 

Un presidente... en la Antártida  

Antártida Argentina: datos históricos poco conocidos

Mensaje antártico del Presidente Frondizi [emitido por ‘Más allá del sur’ – Radio Nacional Argentina AM 870]

Comentado por Pablo Crocchi – Equipo Hielo Azul para ‘El Malvinense’

Nuestro país formó parte de la gestación del Tratado Antártico desde el inicio de sus discusiones y tratativas en el año 1959. En ellas impulsó varias de sus cláusulas vigentes acompañado por Chile, como la declaración del Artículo IV estableciendo que el acuerdo no menoscaba los derechos de soberanía hechos valer sobre Sectores de este Continente, y prohibiendo nuevas presentaciones o ampliaciones a las ya presentadas.

Otros aspectos que impusieron en conjunto Argentina y Chile fueron la prohibición de realizar pruebas atómicas y la de introducir residuos nucleares, a pesar de la presión de las grandes potencias –en plena guerra fría- que basaban su hegemonía en ese desarrollo. También ambos Estados Sudamericanos se opusieron a la intención inicial de internacionalizar la Antártida.

La idea esencial del Tratado se inspiró en el Acuerdo argentino-chileno de 1947/ 48 (rubricado en 1951) por el cual Argentina y Chile se reconocen recíproca soberanía sobre sus respectivos Sectores reclamados, comprometiéndose a colaborar fraternalmente en el área donde se superponen. Este Acuerdo surgió frente a la agresiva pretensión británica en la región, que también llevó a incorporar esos territorios en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que se firmó en 1949.

La firma para la entrada formal en vigencia del Tratado Antártico, fue efectuada por la República Argentina en junio de 1961, con una reserva expresa del Embajador Adolfo Scilingo ratificando lo expresado en su Artículo IV.

Meses antes, el día lunes 6 de marzo de 1961, el Presidente de la Nación Arturo Frondizi desembarcaba con un helicóptero desde el Transporte ARA Bahía Aguirre en la Isla volcánica Decepción. Era la primera visita realizada por un Presidente Argentino en funciones a nuestro Sector Antártico.

Allí, en la Base Decepción, ante la dotación presente y con el registro periodístico de reporteros de la propia comitiva, formuló el siguiente mensaje emitido a otras Bases de la región y al país entero desde la radio-estación de esa Base:

Compatriotas de la Antártida:

Cumplo con un imperativo nacional al pisar esta tierra para traer el fraternal abrazo de nuestro Pueblo a esta avanzada de la argentinidad en el extremo austral del territorio patrio. El Pueblo y el Gobierno Argentinos se sienten orgullosos del esfuerzo denodado que cumplen las Fuerzas Armadas, investigadores y técnicos para afirmar la soberanía nacional en la Antártida Argentina.

Esta afirmación de soberanía es –fundamentalmente-, el sentido de mi presencia en esta región que incorpora al patrimonio espiritual y material de los argentinos la decidida acción de la Armada Nacional.

Desde 1904 y sin interrupción alguna el pabellón de la Patria flamea en un Sector de la Antártida, continente tan extenso como toda la América del Sur y cuya riqueza hoy apenas conocida, constituye una de las más grandes reservas materiales de la humanidad.

Vuestro desinteresado sacrificio y el de los compatriotas que os precedieron han hecho posible a lo largo de dos generaciones afirmar de modo real y efectivo que la Antártida Argentina es para siempre parte inseparable del Territorio Nacional.

Este continente que circunda uno de los polos terrestres, punto máximo de referencia geográfica, parece señalado para ser también un punto de encuentro y de coincidencia humana. Desde hace más de medio siglo, de todas las latitudes han llegado hasta la Antártida hombres de varias naciones para arrancar -en dura lucha con el medio-, sus secretos a una naturaleza hostil. Es que el conocimiento y la exploración de la Antártida tienen capital importancia.

Los estudiosos extraen datos indispensables para el progreso técnico, la seguridad de la navegación marítima y aérea y el control de las variaciones atmosféricas. Para mantener su presencia como ser viviente en estas mesetas heladas el Hombre debe realizar un esfuerzo que reviste carácter de hazaña: la extrema dureza de las condiciones de vida es en estas zonas del continente difícilmente soportable como no sea a base de energía, voluntad y vigoroso esfuerzo espiritual y físico.

El constante desafío a la naturaleza pone a prueba todos los valores humanos. En este lugar el riesgo es cierto y permanente. Como siempre que el ser humano es sometido a una extrema prueba que pone en juego su propia supervivencia, en zonas como esta ha debido superar sus divergencias y organizar en conjunto sus esfuerzos. Es siempre la máxima dificultad la que impone la cooperación de todos los seres humanos. Si duda ello también ha influido en un hecho tan excepcional y promisorio como la firma del Tratado Antártico, suscripto el día 16 de noviembre de 1959 por doce naciones, entre ellas la República Argentina.

Ese documento, que tiene una profunda significación histórica y moral, es la primera tentativa lograda de integrar los intereses de un grupo de naciones y ponerlos al servicio de la paz y del bien de humanidad. Con el Tratado Antártico hallan expresión concreta los nuevos conceptos de cooperación internacional que se están abriendo camino en el mundo. Constituye este Tratado el primer intento llevado a feliz término de prohibición de las explosiones nucleares. Proscriptos de la Antártida las detonaciones atómicas, la Argentina alienta el ferviente anhelo solidario de que una prohibición semejante se extienda al mundo entero.

Os habéis arrancado por un año al abrazo y al cuidado de vuestros seres queridos. Durante ese período han quedado postergadas en vuestras vidas todas las aspiraciones y las posibilidades que no sean las de servir a la Nación. Habéis quebrado una barrera de hielo y de distancia, pero más alta y poderosa, habéis vencido como varones cabales una barrera de comodidad y de egoísmo. Veo en vosotros a un símbolo del quehacer argentino de esta hora. Si hay argentinos como vosotros que desafían el hielo y la tempestad en los ignotos mares australes, hay otros que en la selva, en la pradera y en la montaña, en el laboratorio, el taller y la escuela; en buques, aviones y cuarteles, hospitales y misiones religiosas trabajan por la grandeza de su Patria con desprendimiento de los halagos materiales.

El país tiene conciencia de vuestro esfuerzo: él es un alto ejemplo de cómo las grandes decisiones espirituales rigen por sobre la adversidad y la pobreza de elementos materiales. Hoy necesitamos de ejemplos como el vuestro. Es preciso saber abandonar la fácil comodidad del momento por la alta finalidad del mañana. Debemos aprender a reconocer nuestro deber en el esfuerzo. Necesitamos no dejarnos vencer por la dificultad y la penuria, sino apoyarnos virilmente en ellas para librar y ganar con decisión, tenacidad e inteligencia las grandes luchas de la paz en el trabajo, en la educación, en la investigación científica, en la creación artística, en la asistencia social, en la producción económica, que señalan día a día la construcción del país.

Estamos empeñados en un decisivo esfuerzo para consolidar la construcción de una nación libre, próspera y justa. Vosotros ocupáis ejemplarmente, de espaldas a los hielos eternos y frente a un mar indomable un sitio de inmenso sacrificio en esta labor. Pero es fundamental advertir a vosotros y al país, que el gran esfuerzo cumplido aquí en el último medio siglo solo podrá rendir sus frutos y consolidar definitivamente nuestra soberanía, si el conjunto de los argentinos realiza el ideal de desarrollo nacional integral traducido en la creación de riqueza espiritual y material en paz y en concordancia, en organización social, en libertad, democracia y justicia para la totalidad de la Nación.

Esforzados compatriotas nuestros: somos testigos de vuestro sacrificio que afirma nuestra soberanía en la Antártida Argentina. Pero además, representáis a la humanidad entera en una de las avanzadas de su lucha contra los medios naturales adversos. Estáis en un puesto de las fronteras que demarcan el dominio del Hombre sobre la Tierra. Manteneos firmes, como hasta ahora.

A vuestro cargo está el aporte argentino a una noble y trascendente tarea humana. El Pueblo del que formáis parte y al que representáis aquí, orgulloso de vosotros os acompaña con su afecto solidario, y el gobierno de la Nación os testimonia por mi intermedio la gran deuda de gratitud de la República, por cumplir tan gallarda y valerosamente vuestro deber.

Arturo Frondizi - Presidente de la Nación Argentina

6 de marzo de 1961 – Base Decepción – Antártida Argentina

<voz en off de cadena nacional: “Con motivo de haber llegado a la Isla Decepción en la Antártida el [buque ARA] Bahía Aguirre, llevando a su bordo por primera vez a un Presidente constitucional argentino, en un gesto de solidaridad del Pueblo y del Gobierno a los integrantes de las Fuerzas Armadas y a los hombres de ciencia que en la lejana Antártida trabajan por el bien de la Patria, se ha escuchado el mensaje del excelentísimo señor Presidente de la Nación Argentina, Dr. Arturo Frondizi.>

lunes 6 de marzo de 1961 – Isla Decepción / Antártida Argentina

[ fuente: Archivo Sonoro – Archivo General de la Nación para ‘Más allá del sur’ – Radio Nacional Argentina – año 2009 ]

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